La salud mental se refiere al estado psicológico y emocional de una persona. Implica la capacidad de manejar las exigencias y desafíos cotidianos, formar relaciones interpersonales saludables, y tomar decisiones constructivas. En la sociedad contemporánea, la importancia de la salud mental ha ganado reconocimiento, destacando la necesidad de entender y abordar condiciones como la ansiedad. Al mismo tiempo, se promueve una mayor conciencia sobre cómo factores como la genética, el ambiente y el estilo de vida influyen en nuestra salud mental.
La salud mental es, por lo tanto, un campo dinámico que abarca tanto la prevención y tratamiento de enfermedades mentales como la promoción de estrategias para una vida mental saludable y plena, centrándonos en este artículo en la salud mental y genética.
¿Cuánto influye la genética en la salud mental?
Ciertas condiciones de salud mental, como la ansiedad, el trastorno bipolar y la esquizofrenia, han demostrado tener un fuerte componente genético.
Se tratan de enfermedades multifactoriales, es decir aquellas cuyo desarrollo y manifestación son el resultado de la interacción de múltiples factores, tanto genéticos como ambientales.
El “peso” que tiene la genética en el desarrollo de una enfermedad varía en función de esta. Un número reducido de enfermedades son causadas por mutaciones en un único gen (enfermedades monogénicas como es el caso de la fibrosis quística). Para otras enfermedades, nuestros genes pueden aumentar la probabilidad de desarrollarlas o, por el contrario, ofrecernos cierta protección (enfermedades multifactoriales), lo cual es posible conocer gracias a test genéticos como los de ADNTRO.
Dentro de este último grupo, el “peso” genético varía y esto es lo que se conoce técnicamente como heredabilidad. La heredabilidad es un concepto estadístico que describe cuánto de la variación de un rasgo determinado puede atribuirse a la variación de factores genéticos, en oposición a la variación de factores ambientales.
Dentro de las enfermedades de salud mental nos vamos a centrar en el trastorno de ansiedad.
Trastorno de ansiedad y genética
El trastorno de ansiedad es un término que incluye la ansiedad generalizada, los trastornos de pánico, la ansiedad social, el trastorno de estrés postraumático y las fobias, entre otros. El trastorno de ansiedad se define como ansiedad clínicamente significativa que no se restringe a una situación ambiental particular.
Este trastorno se caracteriza por una preocupación y ansiedad crónica y excesiva sobre varios eventos o actividades. Los síntomas incluyen inquietud, fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y problemas de sueño.
En España, es el problema de salud mental más frecuentemente registrado en las historias clínicas de atención primaria y afecta al 6,7% de población con tarjeta sanitaria. A nivel mundial, la prevalencia disminuye al 4,8%.
La heredabilidad del trastorno de ansiedad se encuentra entorno al 50%, dejando el otro 50% a factores ambientales y al estilo de vida. El componente genético provoca una alteración física en el funcionamiento del cerebro o en la respuesta fisiológica al estrés.
A día de hoy, genéticamente se puede explicar el 26%. Esto es posible gracias al análisis de variantes genéticas que determinan si tienes una mayor o menor probabilidad de padecer la enfermedad. Entre las variantes asociadas encontramos variantes en los genes:
- TMEM132D: Este gen ha sido estudiado directamente en relación con la ansiedad. Se cree que juega un papel en la regulación del comportamiento emocional, y ciertas variantes de este gen se han asociado con un mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad.
- PKD1L1: Este gen está implicado en la función de los cilios primarios y puede estar relacionado con diversas vías de señalización celular. Las anomalías en las vías de señalización pueden afectar el desarrollo y la función del cerebro, lo que podría contribuir a trastornos como la ansiedad.
Recomendaciones para gestionar la ansiedad
Gestionar la ansiedad no es fácil, pero existen algunas recomendaciones que podrían ayudar:
- Incorporar champiñones, setas shiitake y alga nori en tu dieta. Contienen un aminoácido (l-teanina) que aumenta los niveles cerebrales de GABA. Este compuesto actúa como neurotransmisor inhibidor, frenando así la excitación cerebral.
- Asegurarse de tomar suficientes proteínas y grasas de buena calidad.
- Evitar las harinas refinadas, el azúcar y bebidas estimulantes.
- Hacer ejercicio para reducir el estrés y liberar hormonas de la felicidad como las endorfinas.
- Promover situaciones que estimulen la síntesis de oxitocina también conocida como la hormona del amor, de la calma y del contacto.
- Aprender a relajarse utilizando técnicas como la meditación que impacten directamente en la calidad del sueño.
- Evitar el consumo de cafeína, alcohol y otras drogas.
Descubre tu predisposición genética a sufrir trastorno de ansiedad y mucho más con el test de adn ADNTRO.