¿Alguna vez te has cuestionado cómo es posible que algunas personas puedan disfrutar de una taza de café por la tarde y aún así dormir tranquilamente, mientras que otras permanecen despiertas toda la noche? ¿O por qué a algunas personas les sienta fatal beber incluso una pequeña cantidad de alcohol, mientras que otras parecen estar tomando un refresco? La respuesta está en tus genes. En este artículo veremos cómo la genética influye en los efectos del alcohol y cafeína.
Cafeína y genética
La cafeína es una sustancia psicoactiva. Se encuentra entre uno de los estimulantes del sistema nervioso central más consumidos en el mundo. La cafeína tiene la habilidad de engañar a tu cerebro para que se sienta más despierto y enfocado. Actúa bloqueando a un mensajero interno, la adenosina, que le comunica a tu cerebro que es hora de relajarse. Con la adenosina fuera de juego, la cafeína permite que otros químicos del cerebro, como la dopamina, tomen el volante, proporcionando un chute de energía y claridad mental.
La cafeína se metaboliza gracias al gen CYP1A2. Es un gen implicado en la metabolización de muchas sustancias, entre ellas la cafeína.
Dependiendo de la genética, la metabolización de la cafeína puede ser rápida, intermedia o lenta clasificando así a las personas en tres grupos:
- Metabolizadores rápidos: este perfil genético eliminará más rápidamente la cafeína y el efecto de la cafeína dudará menos en el organismo. Por este motivo, no es sorprendente que este perfil genético normalmente tienda a beber más café.
- Metabolizadores intermedios: la descomposición de la cafeína en el organismo de personas con este perfil genético es media.
- Metabolizadores lentos: la genética de este grupo hará que la metabolización de la cafeína sea lenta. Los metabolizadores lentos que beben mucho café (3 o más tazas al día) se han asociado a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. También pueden experimentar más problemas a la hora de conciliar el sueño o dormir del tirón.
Se calcula que las variantes genéticas determinan aproximadamente el 75% de la actividad de la enzima codificada por el gen CYP1A2. El 25% restante se ve influido por suplementos, tabaco y alimentos:
- Verduras como como la col, la coliflor y el brócoli incrementan levemente la descomposición de la cafeína.
- Suplementos naturales como cúrcuma, menta, manzanilla o diente de león disminuyen ligeramente la metabolización de la cafeína.
Alcohol y genética
La sustancia química del alcohol que afecta a nuestro organismo es el etanol. El etanol se encuentra en las bebidas alcohólicas, como el vino, la cerveza y los licores. El consumo de etanol puede tener efectos psicoactivos, incluyendo sensaciones de euforia y relajación, aunque el consumo excesivo puede llevar a efectos negativos tanto a corto como a largo plazo, incluyendo intoxicación, dependencia y diversas enfermedades. El etanol actúa en el sistema nervioso central, y su efecto puede variar considerablemente dependiendo de la cantidad consumida, el contexto de consumo, y las características individuales del consumidor.
A nivel de metabolismo, el etanol se descompone primero con una enzima llamada alcohol deshidrogenasa (codificada por los genes ADH1B y ADH1C), que ayuda a convertirlo en acetaldehído. En el segundo paso, la enzima acetaldehído deshidrogenasa (codificada por el gen ALDH2) ayuda a convertir el acetaldehído en acetato, compuesto que puede excretarse fácilmente.
Cuanto más rápido trabaje la enzima alcohol deshidrogenada, mayor cantidad de acetaldehído habrá en el cuerpo (tóxico). Y cuanto más rápido trabaje la enzima acetaldehído deshidrogenada, menor serán las cantidades de acetaldehído en el cuerpo y mayor será la secreción del etanol en todas sus formas.
Variantes genéticas en los genes implicados en esta ruta de descomposición permiten clasificar a las personas en distintos grupos:
- Metabolizadores lentos: presentan variantes genéticas que ralentizan la conversión del etanol en acetaldehído (sustancia tóxica), creando una menor acumulación de acetaldehído en el organismo.
- Metabolizadores intermedios: la velocidad de las enzimas implicadas en la descomposición del alcohol es normal.
- Metabolizadores rápidos: presentan variantes genéticas que aceleran la conversión del etanol en acetaldehído (tóxico para el organismo), creando así una acumulación de acetaldehído. Los metabolizadores rápidos reducen el riesgo de alcoholismo ya que el alcohol les genera un malestar.
- Posiblemente intolerantes: presentan una variante genética que ralentizan la conversión de acetaldehído a ácido acético, creando de nuevo una acumulación de acetaldehído (sustancia tóxica) debido a la dificultad que tiene para completar la segunda fase de la ruta de metabolización y su posterior excreción.
- Intolerantes: presentan dos variantes genéticas que ralentizan la conversión de acetaldehído a ácido acético, creando una gran acumulación de acetaldehído (sustancia tóxica) debido a la dificultad que tiene para completar la segunda fase de la ruta de metabolización y su posterior excreción.
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