Al finalizar el verano, numerosos deportistas y aficionados a la actividad física retoman su rutina de ejercicios con ímpetu y entusiasmo renovados. Esta transición, puede acompañarse de un incremento en la aparición de lesiones deportivas. Aunque el empleo de una técnica y equipamiento correcto es vital para minimizar estos riesgos, existe un elemento que a menudo se ignora: la influencia de la genética en las lesiones deportivas.
Nuestra genética tiene una influencia sobre la manera en que nuestro cuerpo reacciona al ejercicio y la predisposición a lesiones específicas, como la del ligamento cruzado anterior, las fracturas por sobrecarga. Si estás interesado en las lesiones de tobillo y la del tendón de Aquiles consulta nuestro artículo «¿Influye la genética en las lesiones deportivas? Parte 1«.
Ligamento cruzado anterior
El ligamento cruzado anterior (LCA) es uno de los principales estabilizadores de la rodilla y juega un papel crucial en la estabilidad rotacional y anteroposterior de la articulación impidiendo que la tibia se deslice hacia afuera frente al fémur. La lesión del LCA es una lesión común en la rodilla que afecta al ligamento que se encuentra en el centro de la articulación de la rodilla.
Las lesiones en este ligamento suelen estar unidas a largas recuperaciones siendo una gran preocupación para los atletas, que en ocasiones no pueden volver al mundo de la competición.
¿Qué puede provocar lesiones en el ligamento anterior cruzado?
Las lesiones del LCA generalmente ocurren durante actividades deportivas que implican cambios rápidos de dirección, giros o movimientos bruscos, como el fútbol, baloncesto, esquí, entre otros. Algunos factores que pueden aumentar el riesgo de lesión del LCA incluyen la práctica de deportes de contacto, el mal aterrizaje después de un salto y desequilibrios musculares.
Síntomas de la lesión del ligamento anterior cruzado
Los síntomas más comunes de una lesión del LCA incluyen el dolor intenso en la rodilla justo después de la lesión, inflamación e hinchazón en la rodilla en las primeras horas posteriores a la lesión, sensación de «chasquido” en la rodilla al momento de la lesión, inestabilidad o sensación de que la rodilla se «desliza» o «ceder» al realizar movimientos.
¿Influye la genética en las lesiones de ligamiento anterior cruzado?
La genética juega un papel importante en la lesión del ligamento cruzado anterior (LCA). Se ha descubierto que existen factores genéticos que pueden influir en la susceptibilidad de una persona a sufrir una lesión del LCA. Las variantes genéticas asociadas pueden afectar la estructura del cuerpo ya que se localizan en genes como COL1A1, COL3A que codifican las proteínas de colágeno presentes en los ligamentos. Algunas variantes genéticas en estos genes se han asociado con un mayor riesgo de lesión del LCA.
Fractura por sobrecarga
La fractura por sobrecarga, también conocida como fractura por estrés, es una lesión ósea causada por la acumulación de fuerzas repetitivas o excesivas en un hueso. A diferencia de las fracturas traumáticas causadas por una lesión aguda, las fracturas por sobrecarga se desarrollan gradualmente debido a la carga repetitiva o al estrés constante ejercido sobre el hueso. Estas fracturas son comunes en atletas de élite.
La prevalencia del periodo de fractura de estrés en atletas de élite y reclutas militares oscila entre el 14 y el 21%, y se manifiesta con mayor frecuencia en las extremidades inferiores como un dolor localizado que aumenta durante el ejercicio.
¿Por qué se crean fracturas por sobrecarga?
El hueso se degrada y se renueva continuamente gracias a los osteoclastos (célula multinucleada, móvil y gigante que degrada, reabsorbe y remodela huesos).
Se cree que la fisiopatología de las fracturas por estrés está relacionada con la carga mecánica cíclica del hueso, que estimula una respuesta de remodelación incompleta.
Las fracturas por sobrecarga ocurren cuando la carga repetitiva aplicada al hueso supera su capacidad de reparación y remodelación. Esto puede suceder debido a varios factores, como un aumento repentino en la intensidad o duración del entrenamiento.
Síntomas de la fractura por sobrecarga
Los síntomas de una fractura por sobrecarga pueden incluir dolor localizado que empeora con la actividad y mejora con el reposo, hinchazón leve, sensibilidad al tacto, aumento del dolor durante la carga de peso y, en algunos casos, cambios en la marcha o cojera.
¿Influye la genética en las lesiones de fractura por sobrecarga?
La genética puede desempeñar un papel en la susceptibilidad a las fracturas por sobrecarga, aunque su influencia aún no se comprende completamente. Algunas investigaciones sugieren que ciertos factores genéticos pueden estar asociados con un mayor riesgo de desarrollar fracturas por sobrecarga.
En particular, se ha estudiado el papel de los genes relacionados con la estructura ósea como el COL1A2 que codifica el colágeno tipo I y que podría influir en la resistencia ósea.
Sin embargo, es importante destacar que la genética no es el único factor determinante en las fracturas por sobrecarga. Otros factores, como la técnica deportiva, el nivel de actividad física, la nutrición y la calidad ósea, también desempeñan un papel importante en la aparición de estas lesiones.
Es por ello por lo que, conocer tu predisposición genética a lesiones deportivas puede prevenir lesiones, ayudándote a entender mejor tu cuerpo y a entrenar de forma más inteligente y segura. ¡Descubre la influencia de la genética en las lesiones deportivas con el test de adn de ADNTRO o sube tu archivo RAW!