Las endorfinas son neuropéptidos (proteínas pequeñas) que se unen a los receptores de los opioides del sistema nervioso central. La endorfina es una de las varias sustancias que elabora el cuerpo que pueden aliviar el dolor y dar sensación de bienestar.
Su nombre proviene de dos palabras: endógena, que significa interna o natural, y morfina. Esta última referencia se debe a que, por un lado, funcionan como analgésicos, y que, por otro lado, tienen una estructura química muy parecida a la morfina, Además de su efecto analgésico, proporciona sensación de bienestar gracias a la estimulación de receptores especializados en el sistema nervioso central. Es por ello que también es conocida como una de las cuatro hormonas de la felicidad.
Se producen principalmente en la hipófisis (glándula pituitaria) y el hipotálamo, especialmente durante la actividad física aeróbica y ante estímulos como el dolor. También se ha demostrado que el enamoramiento y el orgasmo incrementan de forma significativa su liberación.
Funciones y efectos de la endorfina
Según el estímulo que las dispare, su acción puede variar: en situaciones dolorosas o de estrés, atenúan el malestar; en otros contextos, se asocian a placer, felicidad, bienestar o satisfacción, como ocurre al practicar ejercicio. Las endorfinas:
- Reducen y alivian el dolor: especialmente al dolor que sigue a un golpe intenso o a una lesión. Ante este tipo de estímulo, el cerebro recibe una señal de supervivencia o evasión que activa de inmediato la liberación de endorfinas, disminuyendo la percepción del dolor. Por eso, tras un accidente grave o una fractura, la molestia inicial suele ser menor que la que aparece más tarde, cuando el cuerpo entra en reposo. Esta función permite al organismo responder de manera adaptativa frente a un dolor intenso.
- Se liberan en el sistema de recompensa facilitando los aprendizajes de conductas, acciones o procesos a través de la generación de una sensación placentera. Este efecto nos impulsa a repetir experiencias agradables que ya hemos vivido, ya que la liberación de estas hormonas hace que el cuerpo desee que se repitan
- Las endorfinas equilibran el sistema inmune. Las endorfinas ayudan a equilibrar el sistema inmunológico. El estrés y los estados de ánimo ejercen una influencia significativa sobre nuestras defensas, de modo que en periodos de tensión es más probable enfermar, incluso cuando la situación estresante ya ha pasado. La liberación de endorfinas contribuye a sobrellevar mejor estas circunstancias, ya que reduce la inflamación y, en general, calma la respuesta del sistema inmune.
- Ayudan a manejar el estrés psicológico. Frente a momentos difíciles, actúan de manera similar a como lo hacen ante el dolor físico: amortiguan el malestar en los primeros instantes. Con el paso del tiempo, esa sensación puede intensificarse de nuevo.
Acciones que potencian la liberación de endorfinas
Existen acciones que potencian la liberación de endorfinas como la meditación, la risa y el deporte (por ejemplo, correr). También puede favorecerse su incremento mediante la ingesta de alimentos ricos en fenilalanina — presente en carnes, huevos y pescados—, aminoácido que ayuda a inhibir enzimas (encefalinasas) que degradan las endorfinas. Además, esforzarse por alcanzar metas y lograrlas impulsa la producción de estas “hormonas de la felicidad” gracias a la satisfacción que provoca cumplir objetivos; por eso es útil fijarse metas y trabajar para conseguirlas.